miércoles, 24 de abril de 2013

MARATÓN DE LA CORUÑA 2013.

                     Sábado por la mañana en la feria del corredor recogiendo los dorsales.
                                                                Ángel, Javi, y yo.

El pasado viernes 19 de abril a Ángel, Javi y a mí, nos llegaba la hora de partir hacía la otra punta de España para participar en la Maratón Atlántica en la ciudad de La Coruña. Este año era la segunda edición y también se disputaba el Campeonato de España de Maratón.
Con once horas y media de coche, llegamos a La Coruña casi a media noche, pero con la ilusión de la recompensa a unos meses previos de sacrificado entrenamiento.

Al día siguiente, feria del corredor ligero paseo por la ciudad, encuentro con amigos...Y el domingo 21 a las seis  en punto de la mañana, al mismo momento que sonaba mi despertador, sonaba el despertador de Javi que con su sonido causó alguna molestia a Ángel, un guerrillero que ya no recuerda si en el Vietnam te despertaba el sonido de la metralla y el fuego de mortero o venían a despertarte con magdalenas y leche a la cama, en fin, una anécdota mas que nos dejó el fin de semana.
Por mi parte, hacía tiempo que no me costaba tanto levantarme de la cama y eso que es a la misma hora que lo hago todos los días.

Desayunamos un poco, y nos vamos para el lugar de salida. Una vez allí, nos hace unas preguntas una reportera a la que previamente le habíamos pedido que nos hiciera una foto.

Ángel en su momento de gloria ante las cámaras.

La desesperación que Ángel  llevó en el coche para encontrar aparcamiento, la recogió Javi para encontrar una cafetería que le sirvieran un café.
Mientras Javi se tomaba el café, Jesús, un amigo de la infancia de Ángel actualmente residente en la provincia, llegaba para hacerle de liebre a Ángel e intentar asaltar las sub 3:30 con su ayuda.
Por mi parte intento buscar a Miguel Marzoa del club Comesaña de Vigo pero no consigo verlo por lo que me incorporo al segundo cajón de salida, justo detrás del cajón que lo hacía Javi.

Respetuoso minuto de silencio en señal de duelo por las víctimas del atentado de la Maratón de Boston, e inicio de la prueba a las 8:30. Gran tumulto de corredores durante los metros iniciales, donde el primer objetivo es no perder el globo de las tres horas y a Javi.
Metros escasos después de marcarme el Garmin el primer km, el corredor que supuestamente se había comprometido a llevar el globo durante los 42.195 metros y  parar el crono en tres horas, decide quitárselo y dejarlo volar ante el lógico enfado del resto de corredores. Acto seguido otro corredor lo coge para entregárselo y dice que no lo quiere y que le molesta, así que si quiere globo que lo lleve él. Así que el que cogió el globo le tocó ir con él hasta que se hartó en el km 30 o así.
Mientras todo esto sucedía, nos alcanzaba Miguel Marzoa que no había podido salir desde el cajón que le correspondía. Con Miguel solo pudimos hacer dos kms o así ya que llevaba un ritmo superior al nuestro y decidió correr por delante del globo de las 3 horas.

Javi y yo antes de la desaparición del globo en el pelotón de de las tres horas.

La primera vuelta de catorce kms, la clavamos en 58:30 mas o menos como yo tenía pensado, pero al volver a salír donde daba el soletón a la altura de la Playa de Riazor, empiezo a darme cuenta que ese calor no es de mi gusto y aunque voy cómodo se me pasa por la cabeza que voy a tener complicado bajar de las tres horas. Los ritmos allá por la segunda vuelta eran desde 4:13 hasta 4:00 por lo que quedaba claro que el del globo, que ya no lo llevaba, era un suicida que no regulaba bien e iba a tirones y que no debería de haber sido elegido para liebre.

Los avituallamientos? Una aténtica batalla u odisea coger una botella de agua. En mi opinión muy mal situados, ya que solo estaban en el lado derecho y muy juntos, en algunos casos hasta tenías que cogerlos de la mesa. Así que no es de extrañar que alguno rodara por el suelo, porque en el caso de Javi y mío, teníamos que luchar con un pelotón de unos cincuenta corredores mas para conseguir un botellín, por lo que un km antes ya había que ir cogiendo posiciones en la parte derecha si no querías recibir pisotones o codazos.


                                      
                                                             Yo en el pelotón de las tres horas.

Otro punto de control que yo tenía era la media maratón que tenía que pasarla entre 1:27:30 y 1:28:30 y la pasamos en 1:27:45, pero desde el km 19, aunque permanecía en el grupo de las tres horas sabía que ya estaba todo perdido y que el sol me estaba matando.
En la segunda vuelta, sobre el km 23, llegué al punto que casi no veía nada a pesar de llevar gafas de sol ya que este y el agotamiento que llevaba desde el km 19 ya me estaban diciendo que si me quería retirar ya podía hacerlo porque no iba a bajar de tres horas.
Javi iba mejor que yo a pesar de la lesión de la que acababa de superar a pesar de la inactividad de un mes. Por Javi me enteraba cuando nos cruzábamos con Ángel y Jesús ya que siempre los animaba y ya me valía a mí para darme por satisfecho al ver que todavía iban con el globo de las 3:30. Pero al que no lograba ver en los cambios de sentido era a Miguel Marzoa por lo que pensé que igual se había encontrado bien y había intentado asaltar los 2:50 o que había pinchado y había abandonado.
Antes de la segunda vuelta, el grupo nuestro seguía pegando tirones en las subidas y pegando frenazos en las bajadas, y en el km 26 se me acerca Javi por detrás, me dice que ya no puede mas y que prefiere seguir a un ritmo mas tranquilo, me desea suerte y se queda.
Yo todavía sigo con el pelotón de las 3h. pero esperando ya el hachazo y al paso de la tercera vuelta en el km 28 veo que me sale en 59 minutos, por lo que  el pelotón empieza a tirar mas fuerte para recuperar los 30 segundos que se habían perdido respecto a la primera vuelta. Consigo durante dos o tres kms seguir pegado al bloque de las 3 horas, pero el apretón llegó subiendo hacia la Torre de Hércules y aunque el ritmo medio acumulado acababa de bajarme de 4:09 a 4:08 el km, empieza mi declive y paso por un auténtico calvario hasta el 35 donde tomo bebida isotónica por primera vez y empiezo a recuperarme un poco y a volver a correr por debajo de 5 minutos el km cosa que no conseguía desde hacía dos kms.
Por lo que después de haber perdido en el km 36 los 4:15 de ritmo, el cuerpo ya no me daba para apretar mas fuerte. En el puerto industrial con un fuerte olor a gasolina me cruzo con Miguel Marzoa y lo veo muy jodido pero lo animo porque podía ser sobre el km 38 y pico y el reloj iba por 2:45, por lo que iba muy justo pero con opciones. Finalmente consigue su objetivo en 2:59:43.
Yo por mi parte llego a meta sin el objetivo cumplido pero valorando que he aprendido en esta maratón a resucitar después de estar muerto, cosa que en otras ocasiones en esta distancia he muerto y así he llegado a meta y esta vez no.
A los diez minutos llega Javi, cansado como es lógico, pero muy satisfecho por no resentirse de su lesión. Y finalmente llegan Ángel y Jesús sin poder realizar el sub 3:30 ya que Ángel como le pasa en todas sus maratones, se le montan los gemelos en los últimos kms y no le dejan terminar bien
Al final, unos mas contentos otros menos, circuito duro, no como el de Madrid... pero si Madrid son 15 minutos más que una normal, para mí Coruña lo es en 5 minutos. Además si uno no se cierra en la bahía, al final el garmin le marca 660 metros mas como a mí, 670 mas como a Miguel, 700 mas como a Ángel o hasta mas de 1000 metros como a un corredor de La Bañeza que entró conmigo.
 En definitiva, una maratón es otro mundo que solo lo podemos saber los que lo hemos hecho y sin lugar a dudas mi prueba favorita.


                                                             Jesús, yo, Ángel y Javi.
NUESTROS TIEMPOS: 1600 CORREDORES.

ÁNGEL:  3:42:24   574º
JAVI:      3:17:10   322º
YO:        3:07:56   216º  






1 comentario:

Anónimo dijo...

esta claro que el maratón es incomparable al resto de pruebas, es traicionero, no te puedes fiar, parece que vas sobrado y las piernas se acartonan...también la cabeza es una auténtica calculadora, pensando todo el rato en "si hago tal km en tanto, puedo ir el siguiente a esto,etc"...Gracias chicos por haber venido a mi tierra, ojalá pronto pueda juntarme con vosotros de nuevo en esa fantástica zona donde tenéis la suerte de vivir. Este verano no podrá ser...pero habrá más ocasiones.Un abrazo.Miguel Marzoa.